Tarta con nata y fresas

Ya ha llegado la temporada de fresas así que hay que aprovechar para hacer esta tarta que es una de mis preferidas. La base de esta tarta es el típico bizcocho de yogurt de limón, y pongo aquí la receta para quien no la sepa.

Ingredientes para el bizcocho:  1 yogurt de limón, 1 medida de yogurt de aceite de oliva suave, 2 medidas de yogurt de azúcar, 3 medidas de yogurt de harina, 3 huevos, 1 sobre de levadura Royal (o de otra marca), mantequilla, ralladura de 1 limón, esencia de limón (opcional).

Se unta de mantequilla un molde y se espolvorea con harina, para que el bizcocho no se pegue y se desmolde mejor. En un bol se mezclan las yemas con el azúcar y después se añade el yogurt, el aceite y se mezcla bien. A esta mezcla, ir incorporando la harina tamizada con la levadura hasta tener una masa homogénea y añadir la ralladura de limón. A parte, montar las claras a punto de nieve y mezclarlas con lo anterior con movimientos envolventes y despacito para que no se baje mucho.
Verter el preparado en el molde y meter en el horno precalentado a 180º unos 40-45 min.

Truco: Si tienes prisa y no quieres entretenerte tanto, puedes hacer la mezcla de los ingredientes con la batidora, todos a la vez, pero el bizcocho no te quedará tan esponjoso, aunque sí  igual de bueno.

Para el relleno: 500ml de nata,  fresas, almíbar para remojar el bizcocho (yo lo hago con zumo, azúcar y un poquito de ponche)

Empapar el bizcocho cortado por la mitad con el almíbar templado (las dos mitades), repartir unas cucharadas de nata en el interior presionando con la espátula para que se introduzca bien en el bizcocho, y depués volver a poner más nata y las fresas en láminas. Reservar la parte más bonita de las fresas para adornar la parte de fuera del bizcocho, y colocarlo a gusto.

Truco: Esta tarta está más buena todavía al día siguiente, por lo que os recomiendo que la hagáis el día anterior. Se emborracha, se rellena y  la guardáis en la nevera tapada con film. Eso si, la decoración tiene que estar hecha del día en que se consuma porque si no la nata se resecaría y no tendría tan buena pinta.